Indice de la Biografia | Nacido en Pistoia | La madre | El padre | Infancia | Livorno | Adolescencia | Titulo universitario | Mineralogia | Farmacia | Años 50 | | Italiano

Mario Nigro y la nietita MARIO NIGRO

Una vida dedicada al Arte

BIOGRAFIA
escrita por
Gianni Nigro
Presidente del Archivo Artìstico Mario Nigro
Gianni y Mario Nigro en el mar

Mario Nigro, tambien jòven, 1949

Mario Nigro, en el 1947, con su futura esposa, Violetta



Gianni Nigro Algunas veces tengo la sensaciòn de que de un momento a otro el telèfono comience a sonar. Despuès me doy cuenta que mi padre no està mas aquì. Ya desde hace muchos años. Y trato de relajarme. De pensar a otra cosa.
     Si. Mi padre. Que sentìa por mi un amor casi obsesivo y me llamaba por telèfono màs de una vez al dìa, dondequiera yo estuviese, al menos donde habìa un telèfono, porquè aùn no existìan los celulares. Vivìa preocupado por mì, temìa que me sucediera cualquier cosa, y me llamaba. Sintiendo mi voz, finalmente se tranquilizaba.
     Su inseguridad derivaba de una infancia difìcil, pero no en sentido econòmico. Tenìa, desde el nacimiento, un defecto en la voz, y la familia, que sentìa el hecho casi como una culpa, hacìa que el defecto fuera aùn màs molesto. Y despuès los compañeros de la escuela, los chicos, se sabe que a menudo, en sus tan celebrada ingenuidad, pueden ser despiadados.
     Todos estos hechos habìan contribuìdo a volverlo particularmente inseguro, y las dos certezas de su vida se habìan vuelto: con el tiempo, su pasiòn por el arte, y yo, su ùnico hijo, con el que habìa establecido un vìnculo estrechìsimo.
     Tanto es asì que su ùltima noche de vida la pasamos juntos, y por nada en el mundo podrìamos perder esa posibilidad. Me encontraba en efecto en Romaña, en pleno verano, en agosto, en la casa de campaña de los parientes de mi madre, cuando mi tìo llamò por telèfono y me dijo de andar enseguida a Livorno.
     Quedè a su lado, en el hospital, por màs de diez dìas, despuès pareciò haber tenido un mejoramiento. Se habìa levantado. Y me pidiò que pasara por Milàn, (donde tenìa su estudio y vivìa, en Livorno era en vacaciones), a retirarle un poco de dinero, ya que se habìa quedado un poco al verde. Desde Milàn fuì a encontrar mi madre que era en Romaña, para hacerle una breve visita, visto que la condiciòn de salud de mi padre parecìa decisamente buena con respecto a antes. Pero todo se precipitò al improviso.
     Partì de Romaña a las nueve de la noche, y pasando por Bologna y Florencia, siempre viajando por la autopista, logrè llegar antes de medianoche. Vì en sus ojos, junto a la felicidad de verme, una tristeza infinita, porqué probablemente sentìa que eran sus ùltimas horas. Después de una noche tremenda, en la que no podìa ni siquiera completar los normales actos respiratorios, se apagò lentamente, como la llama de una vela dentro de un vaso invertido. Encogido, siempre màs envuelto en sì mismo, como un gorriòn al que le habìan disparado. Y a la seis y un cuarto de la mañana me alejaron de la habitaciòn. Después saliò al corredor un médico, y me dijo que lo sentìa mucho pero que no habìa mas nada que hacer. “Su padre”, concluyò lacònicamente el médico, “ya no vive”.
     Y sentì que la tierra me faltaba bajo los pié.



La Terraza Mascagni de la ciudad de Livorno (Toscana)
Foto de Juanita Trinidad





La presencia invadiente del Hospital Riuniti de Livorno en la vida de Mario Nigro Por una serie de casualidades, la vida de Mario Nigro, y consecuentemente la de sus familiares màs cercanos, se mueve en torno al no muy agradable edificio blanco del Hospital Riuniti de Livorno. Aquì Mario Nigro obtuvo su primer empleo, el primo y el ùltimo, visto que, una vez licenciado, quedò rigurosamente ligado a su vida de artista.
     Aquì naciò su ùnico hijo, Gianni Nigro, asomàndose al mundo en un soleado y calurosìsimo dìa de Agosto con el cesàreo.
     Aquì su esposa, Violetta, en el 1959, se operò de apendicitis, evento aparentemente de bièn poca importancia, pero de una comicidad extraordinaria. Violetta partiò de Milàn hacia Livorno en tren, para asì sufrir menos molestias dolorosas por su apéndice inflamada. Mario Nigro decide de llevar el auto (una Fiat 600) a Livorno y su hijo (el que suscribe, Gianni Nigro) no dudò a acompañarlo. Antes de Fornovo (al inicio del paso de los Apeninos) Mario Nigro se obstinò a detener el autito sobre un terraplén no distante de las vìas, segurìsimo que desde el tren (que se llamaba La Flecha Azul) Violetta se habrìa desbrazada para saludarlos, reconociendolos desde la ventanilla. El tentativo fallò completamente. La dulce consorte de Mario Nigro talvéz dormìa en esos momentos, o a lo mejor se habìa sentado de la parte opuesta. El hecho fué que Mario Nigro, habiendo forzado notablemente el motor de la 600, en las primeras subidas del Paso de la Cisa lo viò prender fuego y se tuvo que volver, descendiendo, al taller de un mecànico, que lo reparò trabajando con presteza por dos horas.
     Aquì, en fin, siempre en el Hospital Riuniti de Livorno, Mario Nigro se apagò, a la seis y un cuarto del once de Agosto del 1992.
Todos los textos son traducidos por
Juanita Trinidad
La madre Pisana, amante de las polémicas, todas las tardes dedicadas a los otros, en una organizaciòn de beneficencia, pequeña de estatura, ojos azules, era una de tres hermanas. No habìa podido frecuentar la escuela (otros tiempos) y de joven no sabìa nì leer nì escribir pero parece que fué realmente bella, y sabìa cocinar divinamente bien...
El padre Hijo de un Notario que habìa tenido un numero elevado de heredes ( talvez once?), tenìa ya muchos hermanos mayores que habiendo emprendido estudios jurìdicos, le habìan reservado un puesto en el estudio notaril paterno. Ademàs, con toda sinceridad, no era la profesiòn adapta a él. A los pleitos entre seres humanos, preferìa las abstraciones casi metafìsicas de la Matemàtica, agregadas y contenidas en las certezas experimentales de la Fìsica...
Mario Nigro, pittore Mario Nigro amaba repetir que de sus sucesos no le importaba absolutamente nada. Era obligado, como decìa, a buscar de hacer las muestras, de ser notado de la crìtica, a esforzarse para obtener una invitaciòn a las manifestaciones pùblicas importantes de arte como la Bienal de Venecia, porque tan solo asì le era posible vender algùn cuadro y por lo tanto continuar a dedicarse con alma y vida a pintar.
Todo sumado, para poder hacer el pintor, como decìa él, era necesario ser alguien, tener un nombre, hacerse brecha en el ambiente.
Ser un artìsta a tiempo pleno tiene siempre un precio muy alto. Ante todo habìa dejado un empleo seguro, el de Farmacista en el Hospital de Livorno y ademàs afrontar, con una familia a cargo, la incertidumbre econòmica.
Mario Nigro en la ciudad de Livorno, 1958

Por suerte llegò en su ayuda su esposa, que, también ella Farmacista, pero mas dùctil en el mundo del trabajo, y habiendo el conocimiento de la lengua inglesa, logrò entrar en la Empresa Farmacéutica Lepetit, y por un largo tiempo se asumiò la carga de mantener la familia.
Para Mario Nigro vender aùnque un solo cuadro era un desgarramiento. Cuando lograba vender un cuadro, era talvéz màs el desagrado que la felicidad. Para Nigro separarse de cada obra le costaba un gran dolor. Después de todo amaba repetir que los cuadros eran como sus hijos.
De todos modos, jamàs habìa olvidado cuànto fué difìcil para él, en los años Cincuenta, conciliar el trabajo de farmacista con la pasiòn por la pintura. Y hacer el comerciante de sus propias obras fué el precio màs duro de pagar.
Yà, porqué quizàs a los no entendidos de esta actividad escapa este detalle, no indiferente. “Hacer” el pintor no es solamente meterse delante de un caballete, o a una mesa, o a una pared, o al propio puesto de creaciòn y crear. Esa es seguramente la parte placentera, el rincòn dorado. Pero después el producto va vendido, si se quiere sobrevivir, si no se tiene o no se desea tener un segundo trabajo. Y en algunas actividades, para vender el fruto del propio esfuerzo, es necesario alcanzar un mìnimo de suceso.

La familia de Mario Nigro en la campaña, en el 1958


Biografia sintetica SINTETICA Ultimo de cuatro hijos, en todo tres varones y una mujer, manifiesta desde la infancia una relevante predisposiciòn por la mùsica, pidiendo y obteniendo de recibir lecciones de violìn. Las condiciones econòmicas de la familia no le permiten, de todos modos, de proseguir los estudios del instrumento, no obstante de haber demostrado suceso en el aprendimiento. Durante la adolescencia vuelca toda esta necesidad de actividad creativa diseñando, su cualquier base le cayese en mano.
Su excelencia en los estudios escolàsticos se concreta con un trayecto universitario excelente. Se recibe con las màs altas notas en Quìmica en la ciudad de Pisa y viene contratado por la Universidad como asistente de Mineralogìa.
La guerra, todavìa, apremia, y toda actividad viene suspendida. Terminada la guerra, la madre, lo empuja a inscribirse en Farmacia, talvéz por el miedo de ver partir su hijo a otras tierras, a la bùsqueda de trabajo. En la Facultad de Farmacia, Antonio, llamado por todos con el segundo nombre Mario, encuentra su futura esposa. Entra como Farmacista en el Hospital Reuniti de Livorno y en el mismo Hospital nace su primo y ùnico hijo, Gianni Nigro.
Si durante el dìa mezcla polvos en la balancita de la farmacia, de noche y los domingos se dedica a su ùnica pasiòn: la pintura. Y en el 1958 decide de abandonar definitivamente el empleo para poder ir a encontrar màs a menudo su hermano a Milàn, dònde éste ya vivìa allì desde hace años, y asì frecuentare las galerìas de arte, donde, entre otros, conoce Gillo Dorfles y alterna grupos de movimientos artìsticos de avanguardia.
En el 1964, y gracias a la amistad con el artìsta Argentino, Lucio Fontana, fuè invitado a la Bienal de Venecia, donde volverà, cuatro años màs tarde, con una sala de exposiciòn dedicada enteramente a él. Al final de los años Setenta la ciudad de Milàn lo premia con una muestra personal en el PAC, y volverà a ser invitado otras dos veces a la Bienal de Venecia. Su desapariciòn adviene el 11 de Agosto del 1992, después de un largo tiempo de enfermedad.

Milan, calle Certosa, años 60
Mi padre Desde cuando, con poco màs de veinte años, yo habìa librado el vuelo del nido de orìgen, mi padre y yo tenìamos nuestro momento exclusivo, nuestro rincòn secreto (tanto por decir) a las diez de la mañana de cada domingo, puntuales como un reloj cu-cu Suizo, para hablar y chismear del mundo, para sentirnos, por un par de horas, nuevamente padre e hijo, pero màs aùn amigotes y compinches. Me metia su brazo sobre los hombros y me apretaba fuerte, con su mano, con esa mano decisa y firme con la que seguìa a darme, a través de los años, la fuerza de andar adelante, aquella mìnima fuerza de la que todavìa tenìa necesidad, de la que tenia siempre nueva necesidad, como si aquella primera vez, en una tarde de noviembre, con el sol horizontal, tirrénico, que entraba polvoriento en la habitaciòn, como si aquella decisiva intensa vez, no fuese después de todo suficiente. Mi padre, si queremos, podìa ser definido un diversamente hàbil, afecto desde el nacimiento de palatosquisi. Emarginado en la habitaciòn màs escondida de la casa por viejos y despreciables prejuicios y por el absurdo e infundado sentido de grave culpa de los padres con un hijo nacido mal, en aquella oprimente e humillante condiciòn de emarginado, desarrollò una determinaciòn genial que lo empujò a la avidéz de saber, a la sed de hacer. Estudiò violìn, piano, obtuvo dos titulos cientìficos (Quimica y Farmacia), fué Asistente Universitario de Mineralogìa, y mientras tanto utilizaba cartones como soportes para pintar, con tubos exprimidos y violados de decisas pinceladas, tentativos macchiaioli (impresionista) no convencidos. Ciencia y Humanismo, para él, eran convivencias posibles. Convencido de no poder exprimirse plenamente con una voz deformada por la malformaciòn del paladar, buscò con ansia, casi con rabia, nuevas formas de comunicaciòn, hasta que, primero inciertamente, después con siempre màs iluminada limpidéz, provò, propio con la pintura en sì, a transmitir su sentir, a darlo a mano abierta, con el progresar de sus selecciones artìsticas, que exprimìan su siempre màs amplia weltanschauung, (concepciòn del mundo), definiendolas de vuelta en vuelta, los confines extremos, finalmente infinitos. Pero la otra cualidad necesaria fué su corajuda determinaciòn, contra cada conformismo, contra cada prejuicio, contra cada mezquindad, contra cada miopìa mental, contra cada pereza intelectual, contra cada alineamento oportunìstico. Con su coraje determinado, logrò comunicar, màs allà de todo lìmite biològico. Cuando se apagò, lenta, lentamente, como la llama de una vela bajo un vaso, encogido, como un gorrioncito baleado, me parecìa estar viviendo en un film blanco, como las paredes y los corredores y las àsperas sàbanas del Hospital, del mismo Hospital donde yo habìa nacido y dònde mi padre habìa tribulado e imprecado por diez interminables años, blanco marmòreo, como el blanco de aquella lejana vecina alba de agosto, hasta me pareciò que las paredes del Hospital se me venìan encima. Después, en pràctica, se sobrevive.
Gianni Nigro

Nacido en Pistoia. En el peregrinaje de la familia largo todo el arco de la Regiòn de la Toscana del norte, a la bùsqueda de una càtedra estable para el Profesor Gabriele Nigro, pràcticamente de pasaje, Antonio Mario Nigro, nace en la entonces pequeña y estupenda ciudad de Pistoia, ciudad de la que serà orgulloso por toda su vida y que ésta le devolverà con el grandìsimo honor de una Muestra Personal memorable... Una infancia dificil La infancia de Mario Nigro, transcurrida de casa en casa, de mudanza en mudanza, entre Pistoia y Arezzo, entre Lucca y finalmente Livorno, no fué fàcil. Si la hermana lo protegìa maternalmente, no siempre sus dos hermanos mayores eran benévolos con él, pero sobretodo sufrìa la emarginaciòn debida a una enfermedad congénita, la palatosquisis....
Livorno. La ciudad de Livorno, después el largo peregrinar por la Toscana con la familia a cuesta, se vuelve finalmente su querencia, su patria adoptiva. Aquì, en la ciudad labrònica, se convirtiò en un jovencito, hizo la Primaria y el Liceo, viviò los años despreocupados y al mismo tiempo atormentados, del pasaje de la infancia a la adolescencia y después las épocas sucesivas. Y asì también de la tradiciòn cultural de aquélla ciudad supo extraer inspiraciòn y eventualmente el espìrito de rebeliòn suficiente para andar siempre màs allà, y talvéz contra... Adolescencia Antonio Mario Nigro, en la escuela, era muy capàz. Y lo fué no solo en toda la adolescencia sinò también después en la Universidad. Pero no eran los libros su verdadera pasiòn, màs bién la mùsica, los colores, y cuando su hermana le regalò una caja con tubitos al oleo, para él fuè la iluminaciòn. Nacieron enseguida, sobre cada tipo de superficie posible, pinturas en estilo macchiaiolo (figurativo), retratos, natura muerta, marinas y casas campestres...
Titulo de estudio. En la Universidad se distingue por su brillanteza e inteligencia, y se recibe en el mismo dìa en el que su mejor amigo Braschi obtiene el tìtulo de Ingeniero. Mario Nigro se habìa distinguido también en los equipos deportivos de la Universidad, en el hockey su césped y sobretodo en el rugby. Por ésta razòn lo llamaban el cañòn... Mineralogia. Paralelamente al tìmido tentativo de exponer sus obras, obtiene el encargue de Asistente en la Facultad de Mineralogìa, siempre en la Universidad de Pisa. Pero ésta experiencia, viene brutalmente interrumpida del arribo de la Segunda Guerra Mundial, iniciada antes solo en las proclamaciones retòricas de los Jefes del Regìmen, y después desencadenada al improviso con toda la violencia de cada guerra....

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A arte Studio Invernizzi (Pagina en Inglés y en Italiano)
Catalogo generale Skira (Pagina en Italiano)



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Mario y Gianni Nigro, en el mar, discutiendo de Biologìa marina.